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Las úlceras o heridas crónicas, son lesiones con retardo de la cicatrización que no han logrado la curación completa después de transcurridas 6 semanas de tratamiento. Generalmente están asociadas a trastornos endocrinos,  vasculares o neurológicos.

Las heridas con retardo de cicatrización o heridas crónicas, son muy frecuentes y representan un reto para el médico. El objetivo del tratamiento, hace algunos años atrás, consistía en proteger la herida del contacto con el exterior y esperar a la recuperación natural de los tejidos. En la actualidad, se dispone de diversos recursos para acelerar esos procesos incluyendo normalizar de las condiciones que originaron la falta de cicatrización y  proporcionar un ambiente local idóneo para la misma.

Considerando entonces que uno de los factores más importantes en su retardo es la hipoxia, ocasionada a nivel de la lesión por diversos motivos, entenderemos el papel fundamental de la oxigenación hiperbárica en el proceso de cicatrización de estas heridas crónicas permitiendo que sea más rápido y menos costoso.

La terapia de oxigenación hiperbárica  administrada en una o dos sesiones diarias, de 60 a 90 minutos de duración y a presiones de 2 a 2.5 ATA, para un total de diez o más sesiones, definida  según el cuadro inicial y la mejoría individual, ha demostrado ser indispensable para el tratamiento de las heridas crónicas.

Es evidente que la oxigenación hiperbárica es una de las herramientas de las que dispone el médico tratante, sin olvidar que debe intervenir un equipo multidisciplinario cuyas especialidades y competencias dependerán de las patologías asociadas al problema.

Caso Clínico:

Ulcera crónica en dorso de pie, originada por veneno de raya